Ariel escúchame: el mundo exterior es un lío. La vida bajo el mar es mejor que todo lo que tienen allá arriba.
La Sirenita (Den lille Havfrue) es un cuento escrito a mediados del siglo diecinueve por el escritor y poeta danés Hans Christian Andersen.
El cuento narra la historia de una joven sirena que vive con su padre, el rey del mar, y sus hermanas. Un día, sube a la superficie y ve a un apuesto príncipe en un barco, del que se enamora irremediablemente. De pronto, una tormenta estalla, destrozando el barco y arrojando al príncipe al mar. En mitad del caos, la Sirenita consigue llevar al príncipe inconsciente a la orilla, salvándolo de ser ahogado. Tras ese accidente, sin poder dejar de pensar en él y desoyendo las advertencias, la Sirenita decide visitar a la Bruja del Mar para que la ayude. La Bruja le ofrecerá un trato: transformar su cola en piernas cambio de su lengua. Además, para que el hechizo perdure, la Sirenita tendrá que conseguir un beso de amor verdadero.
En 1989 Disney estrenó el largometraje animado La Sirenita (The Little Mermaid), lo que, en mi opinión, supuso el inicio de una nueva época de esplendor para el estudio, que desde hacía unos años andaba de capa caída. Aunque la versión de Disney es, como de costumbre, una versión edulcorada de la historia, he de reconocer que me gusta más que el cuento original de Andersen.
Al elegir imágenes para esta entrada, he intentado que no sean meras copias de Ariel, la sirenita de Disney. Por eso, he seleccionado los dibujos que me parecían más originales y/o en los que se notaba el toque personal del artista.