Ilustradores: Shannon Bonatakis

Shannon Bonatakis es una artista estadounidense, que actualmente reside en Denver, Colorado. 
Su estilo me recuerda a ilustradores como Benjamin Lacombe y Nicoletta Ceccoli. 
Personalmente, me gustan mucho sus ilustraciones inspiradas en personajes de películas.
 

As the World Falls Down

Ilustradores: Nicoletta Ceccoli

Nicoletta Ceccoli es una artista de San Marino, Italia, dedicada principalmente a ilustrar Libros Infantiles.
Sus imágenes combinan belleza, crueldad e inocencia a partes iguales.


Angelica

Ilustradores: Mark Ryden

Mark Ryden es un artista estadounidense. Muchas de sus imágenes muestran a niñ@s en entornos y situaciones extrañas y un poco macabras. Personalmente, lo que más me gusta de su obra es su profundo símbolismo, la mayoría de origen religioso, el ambiente onírico y la utilización de los colores.


A Dog Named Jesus

Ilustradores: Chloé Remiat

Chloé Remiat es una artista francesa que diseña pequeñas figuras de papel con las que realiza ilustraciones. 


Blanche Neige

Ilustradores: Benjamin Lacombe

Benjamin Lacombe es un joven ilustrador francés. Sus imágenes, bellas y con un toque de melancolía, te transportan a un cuento de hadas con toques oscuros.


Alice Meets the Cheshire Cat

Aquellos maravillosos años

          El otro día recordaba con nostalgia cuando era pequeña y la única obligación que tenía era ir al colegio. Pensaba en mis juguetes, en cuanto me divertía con ellos y en lo sencillas que parecían las cosas. Esos años eran finales de los ochenta y principios de los 90. Aunque las cosas han cambiado, no voy a decir que eran mejores tiempos que los de ahora para la infancia. Siempre he escuchado decir a mis padres que su niñez era más sencilla y que no necesitaban tantas cosas como los de mi generación y seguramente sus padres le decían lo mismo a ellos. 
En esta entrada he querido hacer una pequeña recopilación de algunos de esos jueguetes que he mencionado antes. Espero que a los nostálgicos os guste.

La leyenda de la zanahoria


           A veces me pregunto porqué somos tan cotillas. A mucha gente le encanta ir contando cosas de los demás a sus espaldas sin pararse a pensar si con eso puede hacer daño, o lo que es peor, haciéndolo a sabiendas para fastidiar a otras personas.